martes, 20 de noviembre de 2007

Un día de lluvia



Me encantan los días de lluvia, sobre todo si estoy metida en casa calentita mirando como cae a fuera, lo malo viene cuando tienes que salir a la calle y te encuentras con miles de paraguas dispuestos a sacarte un ojo.
No os lleveís el paraguas la próxima vez que salgáis a la calle, quiero conservar los ojos .

Una loca de los lapices ;-)

2 comentarios:

Francisco Javier dijo...

Detrás de los cristales, llueve y llueve...Serrat.

Sí Irene, los días que llueven son reconfortantes si los observas sentado en tu cama o delante de un braserillo de picón de encina.

Cuando quiero estar agusto necesito llevarme las gafas a la calle y seguir viendo las gotas precitarse inmisericorde contra los olvidadizos sin paraguas (que son más de 3, 4, 10, 100...jeje, disfruto como un enano con esas carreras desorientadas).

Me siento al igual que tú a esperar a que llegue el calor, a veces en forma de abrazo casual o roce del que está a 50 centímetros de ti en la calle pero fuera de la protección graduada encajada en una pasta de colores que podemos llamar nuestra visión.

Como siempre lo de siempre para ti.
Muack.

Cinthia dijo...

Hola Irene, llevo desde ayer navegando por tus blogs, me encantan tus ilustraciones, elegí poner me mensaje en esta, porque amo el tema de la lluvia, dibujo un poco, solo un pasatiempo, pero mirando tu blog me dieron ganas de massss, lo intentare no es fácil con dos niños, revoloteando alrededor.
Volvere... en busca de mas motivacion.
Cinthia (otra más con pajaros en la cabeza)